Literatura y fiesta prehispánica

                                      Obra: "Solsticio de verano", Marcela Velásquez

Autora: Carolina Hidalgo
     El lenguaje ha sido la riqueza espiritual, simbólica y cultural con la que contaron los pueblos originarios - aún en nuestros tiempos- para transmitir sus costumbres, cosmogonías y visiones del mundo de generación en generación. Atesorarlo en la palabra oral, los códices, los quipus, los cantos y la escritura - parte del fuego del corazón en que vive la memoria- es el trabajo de los guardianes de la palabra (Amautas y poetas) siempre allí para encenderla, para cuidarle. A través del encuentro y el ritual de la palabra, los pueblos originarios se resisten al ocultamiento y la usurpación simbólica de sus literaturas y filosofías, como el derecho de leerse a sí mismos.  Existe una oraliteratura prehispánica  que se basa en los relatos fundantes que mantienen la matriz originaria, riquezas literarias e imaginarios que evidencian su diversidad de sabidurías, desde antes y después del proceso de colonización y que profundizan en la memoria de nuestros pueblos, algunos ejemplos son: la recreación del mito de Manco Capac y su vara de oro entregada por el dios Inti (sol) para fundar la ciudad de Cuzco; los Anales de Cuautitlán, los poemas de Nezahualcóyotl, Para llegar a comprender la importancia de la literatura para el pueblo quichua, el poeta Ariruma Kowii nos dice:

Las crónicas, la literatura existente sobre la literatura de nuestros pueblos, los diccionarios de lenguas indígenas publicadas el siglo XVII, así como las expresiones del habla cotidiana, así como las prácticas culturales que replican nuestras poblaciones, son fuentes fundamentales que pueden permitirnos encontrar rutas que nos encaminen a descifrar los Kipus, los códigos que permitan comprender y reconstruir el pensamiento de nuestros pueblos (Kowii 2014, 33).

Esto quiere decir que por los tiempos las comunidades andinas han recreado mecanismos para agenciar la memoria a través de la danza, el ritual y los mitos fundantes. Ceremonias religiosas de culto al sol y adoración a los dioses  como Wiracocha han permanecido a través de los tiempos en la memoria indígena, un ejemplo manifiesto se encuentra en la cultura inca y sus cuatro grandes fiestas del año o raymis: inti raymi, fiesta del Sol, después de la cosecha; Capac raymi, fiesta del agua, fiesta del Inca entre diciembre y enero; uma raymi, fiesta del agua como elemento esencial en la agricultura, y Coya raymi, fiesta de la Luna, diosa de la fecundidad. Estos eventos donde participa toda la comunidad, compartiendo grandes banquetes, el canto y el baile.

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