N° 523 Año IX moradadelcolibri@gmail.com En nuestra infancia la pusilanimidad es propia de la edad temprana, nos cobijamos entre las sombras y el silencio y las relaciones con nuestro mayores son más en busca de protección que de comunicación. Bajo éste amparo nos cubrimos para tener un puente afectivo con nuestros mayores. En nuestro mutismo algunos se soslayan con el amigo secreto, mientras otros creen hablar con las plantas, con el follaje, con los árboles; o entablan una correspondencia con el viento, con las aves, con el celaje. Y los más introvertidos se quedan con las sombras y el silencio, Ya en la segunda infancia, en la escuela, el entorno cambia y ello da la oportunidad de la lúdica, del recreo, entonces algunos salen del cascaron y se lanzan al mundo exterior, con la vitalidad de ser niños. Pero otros perduran en su ostracismo y si no fuera porque la escri...