Taller de escritura creativa La Jugada Popular

¿Dónde está la poesía? Publicado 15/12/2013 Carolina Hidalgo El Diario del Otún ¿Dónde está la poesía? Es la reflexión que dio inicio a este ritual del encuentro en la palabra, temiendo consignarse visiones totalizadoras. Comencé mis esbozos sobre la poesía colombiana de los últimos treinta años, en plena Luis Ángel Arango. Donde estoy segura algunos poetas durmieron y comieron, por tan sólo llegar a una respuesta, única, dentro de la caja de Pandora. Sin quedarme atrás metí la mano a tal pesquisa,  llegué a una antítesis ¿Si se encontrara en un universo borgiano de palimpsestos? ¿O en una esquina, en un café literario o en un bar con amigos? ¿Cómo encontrar poesía donde aparentemente no existe? tan sólo tomé la tarea más que en serio, de manera vital y reveladora.  Tuve la oportunidad de confrontar las versiones de los poetas vivos radicados en Bogotá, versiones que hoy hacen parte de las investigaciones del Ministerio de Cultura, algunos de ellos son: Rafae...

En mi ciudad Pereira, antes del taller no pasaba de ser una poeta silenciosa (aunque Dickenson no necesito de taller alguno ni siquiera estarse en comunidad, sus votos fueron dados al silencio sonoro). Sin embargo, desde niña mi expresión había sido nutrida por la biblioteca de casa y el ejemplo de mi abuelo Fred Hardyng Hidalgo Satizábal. Mi madre y yo compartimos cuarto con él durante mi niñez; lo observé sus noches enteras en la escritura de su novela en aquellos cuadernos amarillos de marca Norma. Novela que fue usurpada entre las oficinas de la alcaldía de Dosquebradas, cuando en esos tiempos el viejo pretendió publicarla con la firma consentida de un senador Rodrigo Rivera. Mi pobre viejo no participó de la era digital; prefirió la escritura impecable de sus trazos, el humor entre párrafos de su país natal Ecuador. La nostalgia del extranjero que renuncia a regresar, vuelve a casa en sus historias. Así mismo, la proeza de ficcionar acerca de la muerte de Gaitán desde sus asesino...

¡Prepárate para observar las aves no voladoras más grandes del mundo! Grita el anunciador del zoológico: “Facultad es no necesitar de ella” dijo el viejo Séneca. Miren los ejemplares: Avestruz de “las patas de dinosaurio” no cruzó los aires giro continuo de emigrante hasta los confines de la tierra. Por siglos, Emu vanidoso y sus ricas alas engalanan la noche y don Casuario con su peinado de aleta de buzo, un atleta de mar. Éstas son las más grandes aves en cautiverio ¡No se preocupen! señala el anunciador animado; Mientras les alimenta con maíz. ¡Pasen ustedes! ¡El museo!, ¡el museo! cacarea No se alteren en el aviario se sentirán como en el patio de su casa Carolina Hidalgo (2011)

Soy el tigre Oscar de tanta gente ver pasar por la vitrina, ninguna se me ha hecho conocida, mientras sus paraguas extienden sus pasos como segunda sombra. Mi diente molar fue afilado en las tijeras de los indios, reconozco de mi destino: tigre cazado no es tigre. Carolina Hidalgo

                                              La serpiente emplumada, Carolina Hidalgo, 2013. YA DAÑÉ EL JUEGO Y OTROS POEMAS Crónicas del imperio MARQUE UNA X LAS REGLAS La reina Babilonia Sus ojos de águila y su mandíbula de león Marque una x: Tan particular, Tan esencial, Tan especial. Odia sujetarse el cabello con pinzas chinas Marque una x: Le gusta las que salen en portadas de revista; Le gusta las que salen en cara de libro; Le gusta conocerlas y descubrirlas bien. Curiosos, pasean sus alas desplegadas entre; Marque con una x: Obituarios, Almacenes, Calles. Babilonia Su presencia otrora, Acompañó al hombre solo, A la mujer sola. Babilonia, descendiente de escuderos. ¿quién esa niña que mira? Marque con una x:  directo, perdida, ausente ¿a los ojos? Cuando cuento, solo estamo...