Siendo un viaje poético esto de andarse entre las artes releyendo signos, identificando constelaciones, aguzando los sentidos. Sin delirar en el ostracismo de las vanguardias y los cánones que han sido sólo la cola del Tigre, sin permitirse apreciar la profundidad de sus rayas, un todo el animal.  Una excusa del nomadismo literario, una vuelta a la página de la manzana escrita entre alturas y correspondencias. Hallarse en el cono Sur para buscar reminiscencias de lo que queda de historia en uno, y de lo que se llevó el tiempo en otros. Siendo la tinta, la superficie y el desvelo astrolabios del creador, del corrompido, de la orfandad misma de Latinoamérica, de cuantas veces saqueada y masacrada.  La literatura toca una variedad temática de la vida humana no sólo impulsada por la angustia de la existencia, sino  más allá de linderos de la imaginación con lo trivial y lo cotidiano; del grito que ensancha su universalidad; de la sangre que regresa bañada de cumbres, cordilleras y más vino. De aquello que se llama Gente, haciendo su baño maría en nuestros sentidos, dejando un gustazo en la boca que todo lo alimenta de baba y palabra. De la memoria que brota silvestre y profunda como yuyos del espíritu humano, universal. http://www.eldiario.com.co/seccion/CULTURA/de-este-lado-de-las-cosas120617.html

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